RESUMEN DEL ARTÍCULO: UN MOMENTO DE QUIETUD POR: ELMY ROSARIO GALARCE Sabemos que debemos asignar tiempo para la confesión, arrepentimiento, adoración, lectura de la Palabra, resistir al enemigo y orar por los perdidos. Entonces, procedemos a dividir nuestro tiempo de quietud en secciones cortas apresuradas para no quedarnos sin tener el tiempo devocional. ¿Dios nos llama a eso? El motivo correcto debe ser el de un hijo en la presencia de su Padre amoroso, eso es estar en la comunión correcta. Nada que se interponga entre Él y nosotros, oyendo su voz, dejando a un lado las agendas por las de Él y cómo el Espíritu Santo nos dirija, con fe, como la de un niño. Prioridades en el estilo de vida ¿Por qué si en este S. XX1 hay tantas comodidades hay menos tiempo libre para intimar con nuestro Dios que en ninguna otra generación? ¿Será porque nos pasamos con los audífonos puestos, con el programa de TV, con las redes sociales, con los juegos electrónicos o el celular inteligente; que se han convertido en nuestros amos severos que nos toman preso, sin darnos nada a cambio, pero sí con la culpabilidad de haber perdido miserablemente nuestro preciado tiempo? ¿Será que la tecnología ha dirigido el mundo con éxito con cosas triviales y sin importancia y con lo que no nos satisface? Sin darnos cuenta estamos rendidos a divertirnos con cosas empacadas que nos roban los minutos, las horas y los días. Preguntémosle a Dios: “¿Padre, hay algo con lo que lleno mis horas y días que no es sano espiritualmente? ¿Las diversiones sin importancia me están quitando tiempo valioso para intimar contigo?” Seamos honestos y rectifiquemos para empezar a hacer lo que Dios nos demanda: “estar bajo su presencia y a sus pies”. Sugerencias para lograr lo que Dios nos demanda
Cómo ser creativos
Orar sin cesar El Apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17 nos advierte que oremos sin cesar. ¿Y cómo podemos orar en todo tiempo? Pablo nos exhorta a que el deseo de Dios es que uno tenga una actitud de oración continua, con la presencia del Espíritu Santo. En nuestras tareas diarias, en las actividades del trabajo y en todo momento estaremos permitiendo que nuestra sensibilidad espiritual aumente con una profunda comunión con el Padre. Esta se desarrolla en nuestros momentos de quietud, silenciosos, sin prisa, donde aprendemos a lanzar misiles de oración directo al Padre. De esta forma, nuestros momentos de quietud se volverán no sólo en unos cuantos minutos de oración y adoración cada día sino en la puerta a la vida de una comunión íntima con nuestro Creador y Padre Celestial. REFERENCIA Drake, Jim. (2006). “Un Momento de Quietud”. Diario Devocional 2006. Colombia: Centros de Literatura Cristiana. Editor Publicaciones de JUCUM: Juventud con una Misión. Comentarios
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